Buscando algo

Bienvenido a quien lea esto, si es que alguien lo hace alguna vez.
Si estás acá y te resuena la insistencia de la palabra "búsqueda", quiero decirte que te entiendo.
Hoy quiero hablar de la necesidad constante de buscar algo, todo el tiempo, en todos lados.
Como si, en realidad, nunca hubiéramos encontrado nada que nos alivie.

Voy a generalizar, sí. Voy a asumir que tengo la verdad absoluta y que, cuando hablo de "nosotros", vos estás completamente de acuerdo conmigo. ¿Sí? (Ja, como si seguir escribiendo, significara recibir tu aprobación).

Entonces, creo que, todo el tiempo, necesitamos.
Esa desesperación de pasar a lo que sigue, en la inmediatez del segundo a segundo, del día a día y del año a año. Lo hacemos en grandes y pequeñas escalas: desde estar viendo memes mientras cagamos, hasta contar qué fue lo extraordinario de este mes y preocuparnos por lo que va a suceder el próximo.

¿Será un deseo interno que nos enciende una llama para movernos y sentirnos mejor?
¿O tal vez estamos fallados? Tal vez estamos actuando mal y no podemos encontrar lo que buscamos porque, en realidad, el problema no está afuera, sino adentro.
¿Estoy repitiendo frases que vi en Instagram? ¿O esa es una verdad tan obvia que nos parece absurda?

Sí, "nos", porque vos pensás como yo, ¿te acordás? Eso es lo que quisiera, es lo que buscamos: sentir que no somos únicos, aunque sentirse único pueda generar una sensación de superioridad. En realidad, todos queremos pertenecer, aunque sea a un grupo pequeño de seres humanos. Queremos sentirnos comprendidos, aunque sea por una persona en esta tierra.

Soy madre, y mi hija, hace un tiempo, me repetía que todos tenemos siete sosias en el mundo. Lo decía tan rápido y con tanta emoción que, con Javi, mi pareja, nos reíamos y lo repetíamos como un dato absurdamente tierno. Luego me di cuenta de que, para una niña, creer que en todo el planeta pueden existir siete personas iguales o muy parecidas a vos es algo extraordinario.

Recordé un libro que leí de chica en la escuela, que hablaba de dos gemelas separadas al nacer que se reencontraban en un transporte público. También me parecía maravilloso imaginarme que yo podría vivir algo así.
¿A qué voy? A que siempre nos pareció hermosa la idea de que haya otros como nosotros. Y esa es la necesidad de pertenencia.

Por eso me importa publicar esto en un blog y no guardarlo para siempre en mi block de notas de Google. Porque, si hiciera eso, nunca nadie lo leería y perdería la posibilidad de que, tal vez, solo tal vez, alguien en el mundo de internet pueda sentir una conexión con mis palabras.
Que pueda pensar que también lo desespera estar buscando todo el tiempo algo. ¿Qué sigue? Leer, ver, reír, sentir, trabajar, amar, todo en un orden repetitivo, como si hacer silencio y escuchar el sonido de tu respiración fuera una tortura. Por momentos, no siempre, pero si alguna vez sentiste eso, bienvenido. No sos vos sola.

Comentarios